0002 : Planes de pensiones tradicionales : ¿un producto zombi?

¿Son los planes de pensiones tradicionales un producto zombi? - Preparar Jubilación

Planes de pensiones tradicionales : ¿un producto zombi?

Los planes de pensiones tradicionales en España han entrado en una fase de declive, lo que ha generado preocupación en distintos sectores. Este modelo de ahorro complementario, diseñado para reforzar la jubilación pública, parece haber alcanzado su límite. Expertos de la OCDE, sindicatos y entidades financieras coinciden en que el sistema está agotado y necesita una reforma profunda. Actualmente, el capital promedio acumulado por cada partícipe no supera los 5.000 euros, una cantidad insuficiente para sostener a un jubilado durante los aproximadamente 20 años que puede vivir después de retirarse.

Jesús González, especialista en previsión social de UGT, es tajante al afirmar que, si no se realizan cambios, los planes de pensiones tradicionales acabarán desapareciendo. Durante un acto organizado por el Ministerio de Economía para conmemorar los 30 años de la legislación que regula estos fondos, se destacó que el modelo comenzó su decadencia en 2008. En los últimos años, las aportaciones han disminuido mientras que los retiros se han multiplicado debido a situaciones de desempleo y expedientes de regulación de empleo. Además, las nuevas generaciones de trabajadores ya no gozan de los mismos derechos que los empleados de décadas anteriores, lo que contribuye a la pérdida de atractivo de estos planes.

En 2017, el volumen total de dinero acumulado en estos fondos ascendía a más de 109.000 millones de euros, distribuidos mayoritariamente entre planes individuales y una parte menor en planes promovidos por empresas. Sin embargo, por primera vez en su historia, las retiradas superaron a las aportaciones, con una salida neta de 580 millones de euros en los primeros nueve meses del año. El único factor que ha evitado una caída mayor del patrimonio ha sido la revalorización de los activos en los que se invierten estos planes.

El sistema, que nació hace tres décadas, apenas ha evolucionado para adaptarse a los cambios sociales y económicos. En su momento, la mayor expansión de estos productos ocurrió en 1998, cuando se estableció la obligación de las empresas de externalizar sus compromisos con los trabajadores, lo que garantizaba mayor seguridad para los empleados en caso de quiebra de la compañía. Entre 1998 y 2007, el sector vivió su auge, con un crecimiento exponencial del patrimonio y del número de partícipes. Sin embargo, la eliminación de ciertos incentivos fiscales a partir de 2006 marcó el inicio de su declive.

Uno de los principales factores que han perjudicado a estos planes de pensiones tradicionales ha sido la crisis económica. Con la recesión, la capacidad de ahorro de los ciudadanos disminuyó drásticamente, lo que se tradujo en menos aportaciones. Para paliar la difícil situación de muchas familias, el Gobierno introdujo excepciones que permitían rescatar anticipadamente los fondos en casos de paro prolongado o riesgo de desahucio, lo que incrementó las retiradas de capital. A partir de 2013, con la recuperación económica, los fondos de inversión comenzaron a atraer nuevamente a los ahorradores, pero los planes de pensiones tradicionales no lograron recuperar su popularidad.

Entre las razones que explican la pérdida de interés en estos productos se encuentra la fragmentación del sector, lo que ha resultado en altos costos de gestión y menores rendimientos. Las entidades financieras han apostado por estrategias comerciales que priorizan incentivos a corto plazo, como regalos y bonificaciones, en lugar de fomentar una verdadera cultura de ahorro para la jubilación. Además, las comisiones que cobran estos planes de pensiones tradicionales son elevadas en comparación con otros países. Aunque el Gobierno ha tomado medidas para reducirlas, siguen siendo más altas que en Reino Unido, donde el límite es del 0,7%.

Desde la patronal de los planes de pensiones tradicionales , Inverco, defienden que las rentabilidades obtenidas no son tan malas como se percibe. Según sus datos, los planes de pensiones tradicionales han generado un rendimiento del 3,88% en el último año, y a largo plazo, en un período de 25 años, han alcanzado una rentabilidad media del 4,6%, por encima de la inflación del 3%. Sin embargo, la percepción negativa persiste, en parte debido a los constantes cambios regulatorios que han generado incertidumbre entre los ahorradores.

El escepticismo sobre la viabilidad de estos planes de pensiones tradicionales ha hecho que el debate sobre la planificación de la jubilación quede relegado. Mientras que temas como la política o el cambio climático son recurrentes en las conversaciones cotidianas, la necesidad de ahorrar para el retiro apenas se discute. Esta falta de concienciación es un obstáculo adicional para el sector.

Ante este panorama, se han planteado diversas soluciones para revitalizar el sistema. Una de las propuestas más aceptadas es la introducción de planes de pensiones tradicionales cuasi obligatorios en el ámbito empresarial, donde una parte del salario del trabajador se destine automáticamente a este tipo de ahorro. Sin embargo, aún no se ha encontrado una solución definitiva que garantice la supervivencia de los planes de pensiones tradicionales. El desafío sigue siendo encontrar un modelo que los haga viables y atractivos para las nuevas generaciones.

Para leer más, pulsar aquí: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2017/11/22/midinero/1511363697_204574.html